Todos los usuarios de Internet, seamos conscientes o no, tenemos una huella digital. Esta huella incorpora todos los datos y registros que dejamos al usar Internet. En muchas ocasiones es beneficiosa para el usuario pero en otras, puede ser perjudicial.
Todos esos registros que conforman nuestra huella digital no dejan de ser datos de nosotros mismos que estamos cediendo a terceros y que las empresas pueden utilizar para ganar dinero o acercarse más al consumidor conociendo sus patrones de comportamiento pudiendo establecer mejores estrategias de venta.
Si te pica la curiosidad de saber que sabe Internet sobre ti, un primer paso sería buscar tu nombre completo en el buscador de Google o buscar tu DNI. Muchas veces hemos sido nosotros mismos los que han publicado la información como por ejemplo fotos o lugares de trabajo. No obstante, es muy probable que encuentres información que no has publicado pero está visible como multas de tráfico.
No se trata de desaparecer de Internet ya que la huella digital no es mala a priori, se trata de ser conscientes de ella para no llevarnos sorpresas.